Aunque Akira Toriyama será recordado por generaciones gracias al fenómeno global que fue Dragon Ball, su obra estuvo siempre marcada por una sensibilidad muy particular: la de un autor que no tenía miedo de mezclar culturas, géneros ni homenajes. Entre los guiños que dejó dispersos a lo largo de sus historias, hay uno que muchos fans han pasado por alto: la presencia persistente —aunque disfrazada y en clave de humor— de Superman, el icónico héroe de DC Comics.
Toriyama no ocultaba sus influencias. En entrevistas y en su obra misma, confesaba cuánto disfrutaba de elementos de la cultura popular global. Si Dragon Ball nació en parte del amor del mangaka por las películas de Jackie Chan, Dr. Slump y otras obras revelaron otra de sus pasiones: los superhéroes. Y si hay un superhéroe por excelencia, ese es Superman. Toriyama lo sabía, y por eso decidió reimaginarlo… a su manera.
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Así nació Suppaman, un personaje tan hilarante como entrañable. Apareció por primera vez en Tomato, Girl Detective y más tarde se convirtió en un habitual de Dr. Slump, la comedia de ciencia ficción que lanzó a la fama al mangaka. Suppaman es una parodia directa del Hombre de Acero: viene de un planeta lejano, se cambia de ropa en una cabina telefónica y lleva una identidad secreta como reportero, bajo el nombre de Kenta Kuraaku (una transliteración japonesa de “Clark Kent”). Incluso luce una capa roja, un traje azul ajustado y un rizo en la frente.
Pero hasta ahí llegan las similitudes. Porque Suppaman no es ni valiente, ni fuerte, ni noble. En lugar de volar, se arrastra por el suelo en una patineta. Su “transformación” ocurre al comer una ciruela encurtida (umeboshi), un alimento tradicional japonés de sabor ácido, haciendo un juego de palabras entre “Suppaman” y “suppai” (agrio, en japonés). Y sus métodos para “luchar contra el crimen” incluyen arrojar granadas a quien lo contradiga.
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Lejos de ser un símbolo de justicia, Suppaman es egoísta, cobarde y, en ocasiones, traicionero. Durante el arco de Penguin Village Wars, crea su propia academia de defensa planetaria solo para abandonarla cuando las cosas se ponen difíciles, aliándose con los villanos. Sin embargo, esta caricatura grotesca del heroísmo también tiene destellos de humanidad: en un especial animado, intenta salvar a Arale de una noria descontrolada convirtiéndose en una especie de “Super Saiyajin”, solo para ser aplastado cómicamente contra el suelo.
La influencia de Superman en la obra de Toriyama no se limita a Dr. Slump. En Dragon Ball, el origen extraterrestre de Goku, su llegada a la Tierra siendo un bebé en una cápsula espacial y su crianza por un anciano bondadoso, recuerdan inevitablemente a la historia de Kal-El. Aunque el tono de Dragon Ball se aleja del cómic estadounidense, el eco del superhéroe se mantiene.
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Suppaman ha trascendido como un personaje de culto dentro del universo de Toriyama. Ha hecho apariciones en videojuegos de Dragon Ball y cameos breves en Dragon Ball Super, como aquel en el que, bajo su identidad de Kenta Kuraaku, se lo ve en una cafetería durante el arco del Ejército Red Ribbon.
Lo que podría haber sido una simple broma se transformó, con el tiempo, en una muestra más del genio creativo de Toriyama: una fusión perfecta entre homenaje y sátira, entre la cultura pop occidental y el humor japonés. En su mundo, incluso el Hombre de Acero podía convertirse en un héroe ridículo, con calzoncillos por fuera y ego desbordado, pero también inolvidable.