En la recta final de 'Naruto Shippuden', uno de los momentos más icónicos que se da durante la guerra contra Madara y Tobi es cuando Sasuke decide ayudar a los ninjas de Konoha, en compañía de los Hokages resucitados, gracias a la intervención de Orochimaru, quien radicalmente cambió su modo de pensar y apareció en el momento justo para aportar con su conocimiento en la contienda.
A lo largo de la serie, Orochimaru experimenta derrotas significativas que lo llevan a cuestionar sus ambiciones y enfrentarse a las limitaciones de sus propios experimentos. La influencia crucial de su leal subordinado, Kabuto Yakushi, desempeña un papel esencial en su transformación, reviviéndolo y manteniendo una relación compleja que influye en su cambio de perspectiva.
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Cuando Sasuke libera a Orochimaru de su sello, y juntos emprenden viaje a Konoha, Orochimaru deja en claro que no tiene interés en la guerra, sino en el cuerpo de Sasuke, por ello, no duda en seguir al joven descendiente de los Uchiha hasta el final. Su participación en la guerra es más que importante, aunque sus actos van motivados por intereses egoístas.
En todo caso, Orochimaru decide ayudar a la Alianza Ninja con el ánimo de impedir la realización del sueño de Obito, pues aquello obstruiría sus planes. Y si bien nunca deja de ser sorpresiva su transformación, se trata de un Sannin, y su fuerza e inteligencia son muestra de ello. Contra todo pronóstico, Orochimaru lucha al lado de Hiruzen.
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Si Sasuke no hubiese liberado a Orochimaru y este no hubiese conectado con la consciencia de Kabuto, probablemente nada de esto habría ocurrido y la guerra habría tomado otras dimensiones. Querámoslo o no, el gran villano de la primera parte de 'Naruto', termina aquí convirtiéndose en una pieza esencial para lograr la victoria ante Madara y Obito. ¿Le bastó este gesto a Orochimaru para redimirse?