Dos universos distintos, una misma cara: una de las conexiones más curiosas entre Westeros y Hawkins que pocos fanáticos habían descubierto.
A veces la televisión tiene esas coincidencias que parecen guiños secretos entre los mundos que amamos. Game of Thrones y Stranger Things, dos de las series más icónicas de la última década, comparten un punto en común que pocos habían notado: Tom Wlaschiha, el actor alemán que dio vida al misterioso Jaqen H’ghar en la saga de Westeros y que más tarde se transformó en Dmitri “Enzo” Antonov, el guardia ruso que ayuda a Hopper en la cuarta temporada del éxito de Netflix.
Aunque en ambas series su presencia es inconfundible, muchos espectadores no asociaron de inmediato al Hombre Sin Rostro con el carcelero que se gana la confianza del sheriff de Hawkins. La razón es sencilla: en Game of Thrones encarnaba el enigma puro. Su rostro era cambiante, su voz pausada, y su personaje, uno de los más crípticos del universo creado por George R. R. Martin. En cambio, en Stranger Things, su papel tiene una carga humana y terrenal, un hombre atrapado en las ruinas de la Guerra Fría que busca redención mientras ayuda a escapar al protagonista.
Wlaschiha apareció por primera vez en la segunda temporada de Game of Thrones (2012) como un prisionero de la Compañía del Perro, con la famosa frase “Un hombre tiene nombre” que quedó tatuada en la memoria de los fans. Su regreso en la quinta y sexta temporada, entrenando a Arya Stark en la Casa de Blanco y Negro, terminó de consolidar a su personaje como una figura de culto. Su habilidad para proyectar misterio, sin recurrir a grandes gestos, se convirtió en su sello.
Diez años más tarde, el actor volvió a conquistar a la audiencia desde otro registro: el del humor seco y la ironía amable de Enzo, un guardia del campo de prisioneros soviético donde se encuentra Hopper. Su relación con el personaje de David Harbour fue una de las sorpresas emocionales de la cuarta temporada. En entrevistas, Wlaschiha confesó que le fascinó pasar “de un mundo de espadas y secretos a otro de tecnología y monstruos”, y que ambos proyectos comparten, en el fondo, “una misma pulsión: la de la supervivencia en entornos extremos”.
Su participación en Game of Thrones y Stranger Things no solo hizo sonreír a los fanáticos más observadores, sino que consolidó al actor como una figura transversal entre dos épocas del entretenimiento: la era dorada del drama televisivo y la era del streaming global. Hoy, Wlaschiha sigue trabajando en producciones europeas y proyectos de Netflix, con la misma discreción que caracteriza a sus personajes.
Porque, al final, Jaqen H’ghar tenía razón: un hombre puede ser muchos hombres. Y Tom Wlaschiha lo demuestra cada vez que cambia de universo sin dejar rastro.