Cuando Encanto conquistó el mundo en 2021, muchos descubrieron que Colombia también podía ser protagonista en la animación global. Pero años antes —y después— del fenómeno de Disney, varios equipos locales ya venían gestando historias propias, creadas con talento nacional, sin los grandes estudios de Hollywood detrás. Desde el altiplano muisca hasta la Bogotá futurista, pasando por la intimidad femenina, estas tres películas confirman que el cine animado colombiano vive su mejor momento.
'Virus Tropical': una adolescencia dibujada en blanco y negro
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Basada en la novela gráfica autobiográfica de la artista Power Paola, Virus Tropical (2017) es un viaje íntimo por la vida de una joven que crece entre Quito y Cali, en medio de una familia tan caótica como entrañable. Dirigida por Santiago Caicedo, la película traslada el trazo manual y espontáneo de la autora a la pantalla, en un estilo que rompe con la idea de que la animación debe ser colorida o infantil.
Con su tono confesional y feminista, Virus Tropical se atreve a hablar de temas poco explorados en la animación latinoamericana: la sexualidad, la identidad, la presión social y la independencia emocional. Su estética en blanco y negro, junto al ritmo natural de los diálogos, crean una experiencia cercana, como si el espectador estuviera hojeando las páginas de un diario ilustrado. Ganadora del premio a Mejor Largometraje de Animación en el Festival de Annecy, la película consolidó a Power Paola como una voz única dentro del arte contemporáneo colombiano.
'Tundama': la épica indígena hecha animación
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Estrenada en 2020 y dirigida por los hermanos Edison y Diego Yaya, Tundama es una película que se atreve a mirar hacia el pasado para reimaginarlo en clave de animación 3D. La historia se centra en el cacique muisca del mismo nombre, quien enfrenta la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI. A través de su resistencia, la cinta reivindica la memoria de los pueblos originarios y rescata una parte olvidada de nuestra historia.
El proceso de creación tomó más de seis años y requirió reconstruir la lengua muisca para los diálogos, un esfuerzo cultural sin precedentes en el cine colombiano. Todo el modelado, diseño y animación se desarrolló en Boyacá, en un pequeño estudio familiar. Su estética combina realismo y lirismo, y logra una atmósfera épica sin recurrir a la espectacularidad de los grandes presupuestos. Más que un relato histórico, Tundama es un acto de memoria animada, una manera de recordar quiénes fuimos antes de que llegaran las sombras de la conquista.
'La Otra Forma': cuando la animación se vuelve filosofía
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La más reciente de las tres, La Otra Forma (2023), dirigida por Diego Felipe Guzmán, es una rareza dentro del panorama nacional: una película de animación sin diálogos, ambientada en una distopía geométrica donde todos deben ser cuadrados para sobrevivir. Su protagonista, un hombre de cuerpo redondo, inicia un viaje existencial para escapar de un sistema que aplasta la diferencia.
La película, realizada completamente en Colombia, utiliza animación 3D y un diseño visual minimalista para construir un mundo tan opresivo como hipnótico. Más cercana al cine experimental que al entretenimiento familiar, La Otra Forma reflexiona sobre el conformismo, la libertad y la búsqueda del yo en una sociedad homogénea. Su estética abstracta y su narración simbólica la han convertido en una de las propuestas más audaces del cine de animación latinoamericano reciente.