Más que nostalgia ochentera, los hermanos Duffer construyen una carta de amor al cine con escenas que reescriben los clásicos desde la emoción, el miedo y la memoria.
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Desde su estreno, Stranger Things ha sido el gran experimento de los hermanos Duffer para convertir la nostalgia en lenguaje cinematográfico. Cada temporada parece una sala de cine en miniatura: Los Goonies, Alien, Poltergeist o Cazafantasmas aparecen como ilusiones familiares en las calles de Hawkins. Pero entre los cientos de guiños al cine de los 80, hay tres que van más allá del homenaje.